Son los mismos caminos de siempre, el mercado, las calles, los panteones, los templos y algunos jardines, todos esos caminos nos sorprenden con el aroma de una flor que nos remite a las festividades del día de muertos, al otoño, a la vida y muerte vista a través de las tradiciones de México. Es la flor de Cempasúchil
Esta hermosa flor que ya en la época prehispánica aparecía en los rituales, usos y costumbres de la época, ha dejado a lo largo de los años, un camino lleno de reminiscencias y simbolismos en las vísperas del día de muertos.
Aparece en el Siglo XVI en el Códice Florentino donde se señala que su uso era ornamental y ritualístico, la creencia dice que esta flor guardaba los rayos del sol, y que éstos eran utilizados para alumbrar el camino de los muertos por esta razón la vemos en las ofrendas.
La flor, según las creencias, sirve como un puente para los difuntos, entre el mundo espiritual y el plano físico, caminan a través de las flores en el inframundo que por sus características, en ese lugar predomina la oscuridad y esta flor sirve como guía ya que alumbra el gran camino.
La palabra Cempasúchil proviene de la lengua náhuatl, deriva de cempohualxochitl (cempohuali = ‘veinte’, y xóchitl = ‘flor’, es decir, ‘veinte flores’). Aunque puede traducirse como ‘muchas flores’ ya que ese número era ponderativo entre los indígenas. Aunque también se le puede interpretar como “la flor de veinte pétalos”.
Se dice que los mexicas trajeron la tradición de la flor en los altares, herencia de otros grupos como los tlaxcaltecas, en donde actualmente se siguen practicando rituales con esta flor.
Si existiera un día dedicado a esta flor sería el día 1 de noviembre pues es cuando los festejos y tradiciones le dan cabida a la costumbre de depositar esta flor en los altares, en las tumbas o como decoración de los interiores de las casas y comercios en México.
Variedades
Hay 30 variedades de cempasúchil, de acuerdo con el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas. Entre las que destacan son: tagetes erecta, que es la más común; tagetes patula, que tiene las puntas amarillas y el centro anaranjado; tagetes lunulata y tagetes tenuifolia.
Hoy en día, es también utilizada como adorno en el altar de muertos y sus pétalos sirven para marcar el camino hacia la ofrenda y las almas que regresan no se pierdan.
Acompañada de frutos y otros elementos esta flor nos impregna de aromas, nos hace recordar las festividades del día de muertos en México, pero también evoca a las creencias de pueblos antiguos, nos remite a las cosechas, al campo y sobre todo al más allá.