El Ajolotario de Cuemanco
Por Ana Solórzano
El embarcadero de Cuemanco es un área natural protegida que pertenece a la delegación Xochimilco de la Ciudad de México, esta zona es muy importante porque está hecha de chinampas –método de cultivo mesoamericano para cultivar productos agrícolas– por lo que la UNESCO lo considera como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Además, es el hábitat de una increíble especie endémica: el ajolote.
El Ambystoma mexicanum es el nombre científico del ajolote y “Axolotl” “monstruo del agua”- es el que le dieron los mexicas. Actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción debido a la mala calidad del agua que llega a su hábitat, las perturbaciones causadas por las poblaciones cercanas y la depredación de peces introducidos como la tilapia africana y la carpa asiática.
Por lo anterior, el Ajolotario de Cuemanco es una iniciativa que se dedica a dar a conocer a la especie para generar consciencia sobre su cuidado y al mismo tiempo brindarle refugio en sus instalaciones.
En The Book of Life Magazine realizamos una visita al Ajolotario y platicamos con Claudia -una de las encargadas del sitio -ella nos explicó el proyecto y las características de los ejemplares que albergan ahí.
Claudia Juárez Gallardo y su hermana Martha junto con otras dos mujeres llevan a cabo la gestión y el desarrollo desde hace tres años. Su proyecto se creó sobre una chinampa y es totalmente autogestivo, la gran labor que llevan a cabo sin duda ha sido un parteaguas en el embarcadero Cuemanco, ya que en la mayoría de las chinampas los que participan en gran parte de las decisiones son hombres, lo cual ha generado algunas complicaciones en su labor a causa del machismo que existe en la comunidad.
Su valentía las ha impulsado a pesar de las dificultades, las chicas mantienen a flote el ajolotario generando diversas actividades culturales en la zona, a través de la venta de artesanías y por medio de donaciones que les llegan gracias a las redes sociales, además de la cuota de recuperación de $10 que piden en la entrada.
Parte de la experiencia de conocer el refugio consistió en convivir de cerca con los ajolotes, Claudia nos mostró los ejemplares y explicó algunas de sus particularidades que a continuación describo.
El ajolote es un anfibio sumamente interesante por diversos motivos. En su etapa adulta aún conserva características de un estado larvario, por lo cual es posible que se vean sus branquias externas simulando plumas y una aleta dorsal de renacuajo. Utilizan tres formas para respirar: a través de ramas branquiales, sacos pulmonares y de forma cutánea, es decir, también por la piel hacen un intercambio gaseoso.
Otra razón de que sea una extraordinaria criatura es por la capacidad de regeneración de casi el 70% de su cuerpo, por ejemplo, si pierden alguna extremidad la pueden regenerar en un promedio de 8 horas. El canibalismo es una peculiaridad que se da en estas criaturas, debido probablemente a que presentan una visión casi nula, ellos no pueden distinguir fácilmente entre su alimento y otros organismos de su misma especie.
En estado libre su ciclo de vida puede durar cerca de 20 años, mientras que en cautiverio difícilmente alcanzan los 10 años, su clima ideal para la reproducción es el frío y entre más turbia sea el agua, se sentirán más cómodos, a partir de los 8 meses ya son aptos para procrearse, su gestación dura 35 días y tardan 15 días en eclosionar. Expulsan alrededor de 800 embriones, sin embargo, sobreviven menos del 10%. Los ajolotes en cautiverio se alimentan de tubifex -una especie de gusano de agua-, grillos y chapulines.
En el ajolotario cuentan con 25 ó 30 individuos de 18 meses hasta 4 años y más o menos 200 ajolotes recién eclosionados que se espera sobrevivan en su mayoría. Aunque en condiciones de cautiverio se pueden reproducir, en vida libre las poblaciones son tan reducidas que existen estimaciones de 2 ó 4 por metro cúbico e incluso los chinamperos mencionan que desde hace 5 años no han visto ninguno. Son muy impactantes la cifras cuando se comparan, en los ochentas se estima que la población era de 70 a 100 ajolotes en un metro cúbico.
Resulta inverosímil que se tenga como una especie emblemática y de signo de identidad mexicana, mientras que los esfuerzos de las autoridades por conservarlos no son eficientes.
La visita nos removió al darnos cuenta de la difícil condición en que se encuentra esta especie tan valiosa, pero por otro lado, nos maravillamos al adentrarnos en su mundo, en el cual desde la llegada nos fuimos sumergiendo al momento de cruzar el canal en lancha, un trayecto muy ameno que es necesario para entrar al ajolotario y contemplar la chinampa abrazada por ahuejotes, los árboles sagrados de Xochimilco.
Las encargadas han luchado por conseguir recursos y su meta a mediano y largo plazo es seguir manteniendo el lugar, incluso han pensado en implementar instalaciones sustentables con celdas solares para la oxigenación y filtración del agua.
Aún queda mucho trabajo que hacer para conservar el ajolote, tanto en la concientización de las comunidades, como en la implementación de políticas públicas efectivas.
En Cuemanco resulta indispensable la participación de estas mujeres, por eso vale la pena conocer el trabajo que realizan en el Ajolotario Cuemanco y apoyar la iniciativa por medio de trabajo voluntario y/o donaciones, si te interesa puedes buscarlas en la siguiente página de Facebook:
https://www.facebook.com/Ajolotario-Cuemanco-1612212432427840/?epa=SEARCH_BOX