MUSEO ANAHUACALLI,
El gran proyecto de Diego Rivera.
Por Alejandro Carballo
Hablar de Diego Rivera es explorar todo un universo relacionado con el arte, la cultura, el coleccionismo, la educación y por supuesto, México.
Los museos que hoy resguardan sus obras y sus colecciones de arte son espacios con historias interesantes como es el caso del Museo Anahuacalli, el gran proyecto de Diego Rivera.
Bajo la seducción del arte antiguo y el coleccionismo, muchos artistas del siglo pasado adquirieron un gran número de piezas de arte pertenecientes a otras épocas, este es el caso de Diego Rivera, quien acumuló una impresionante colección de arte prehispánico a las que él llamaba “el idolaje”; haciendo referencia a muchos de los ídolos de diversas culturas antiguas de México que fue adquiriendo con el paso del tiempo para resguardarlos…
Cabe decir que en esa época no existían leyes que protegieran el patrimonio en México, por ello, el mercado del arte antiguo tuvo gran auge entre nacionales y extranjeros que coleccionaron el arte de las diversas culturas del pasado mexicano.
La colección precolombina de Rivera debía de tener un espacio para preservar y conservar las piezas, así como para mostrarlas al público y para integrarlas a un lugar que fungiera también como una obra artística, es así como nace el Museo Anahuacalli.
La idea de crear este espacio fue una forma de devolverle a México parte de su cultura, de su historia y con ello, parte de su pasado.
En la entrada al museo hay un escrito de Rivera que dice:
“Devuelvo al pueblo lo que de la herencia artística de sus ancestros pude rescatar”.
A lo largo de su vida utilizó el pasado prehispánico para plasmarlo en muchas de sus obras, pero también generó un trazo propio con influencia del arte antiguo mesoamericano.
En 1941 Diego Rivera culmina uno de los murales más sorprendentes en San Francisco, “Unidad Panamericana” dicho mural es uno de los más grandes creados por el artista y fue concebido como parte del programa: “Arte en Acción” en la Exposición Internacional Golden Gate.
Este mural rico en simbolismo e imágenes de todo el continente americano, es un ejemplo del gran interés de Rivera por hablar y enaltecer el pasado de México y otras regiones.
Diego Rivera regresa a México con la idea de crear un espacio arquitectónico donde le diera continuidad al arte moderno y la estética precolombina a través de sus piezas y objetos.
CON LA MIRA EN EL SUR DE LA CIUDAD DE MÉXICO
El sur de la capital en los años cuarenta, figuraba como una potencial zona para desarrollarla y con ello, generar diversas obras arquitectónicas que posibilitaran la integración del sur a la escena cultural.
La zona del pedregal con el legado de la erupción del volcán Xitle en el año 400 a.C., le dio paso a un ecosistema único, con suelos de lava solidificados, plantas desérticas y fauna silvestre propia de la región, lo que ayudó a configurar ideas de preservación de paisajes y naturaleza dentro de la planeación arquitectónica.
Estas ideas de desarrollar el sur de la ciudad de México se relacionan con las aportaciones de arquitectos mexicanos y extranjeros como lo fueron: José Villagrán, Luis Barragán, Juan O´Gorman, Max Ludwig Cetto y otros muchos que vieron grandes oportunidades en toda la ciudad y particularmente en el el sur de la capital una vía para repoblar esa zona.
Diego y Frida Kahlo habían adquirido unos terrenos cerca del volcán Xitle en el Pedregal de San Ángel, estos terrenos servirían para crear una granja, según la pareja. No obstante, Rivera vio una gran opción para crear en este lugar, la obra arquitectónica que funcionara como la ciudad de las artes.
EL ANAHUACALLI
Anahuacalli cuyo nombre en lengua náhuatl significa: “casa rodeada de agua” este nombre prevaleció como un concepto que homenajeaba al México antiguo a través de la colección prehispánica y al mismo tiempo, proyectaba el legado creativo de Diego Rivera.
La edificación se basaría en las construcciones prehispánicas, en los basamentos piramidales, se decidió generar una especie de “Teocalli” de tres niveles, en cada uno de ellos, ideas y conceptos del muralista, pero también espacios para detonar su creatividad.
El recinto se construyó bajo los diseños de Diego Rivera. fue apoyado por el arquitecto Juan O’Gorman.
El edificio fue construido con roca volcánica, proveniente del volcán Xitle.
En diversos puntos del edificio, se representan los cuatro elementos naturales a través de sus respectivas divinidades: la diosa del maíz, Chicomecóatl, para la tierra; Echécatl, el dios del viento, para el aire; Huehuetéotl, el dios del fuego, para este elemento, y Tláloc, dios de la lluvia, para el agua.
Es considerado un edificio con arquitectura fantástica como lo es Xilitla, como el Quetzalcóatl en Naucalpan, como el parque de Gaudi en Barcelona.
LA COLECCIÓN
Más de dos mil figuras teotihuacanas, olmecas, toltecas, nahuas, zapotecas y del noroeste de México representan parte del acervo del museo en lo que respecta a la colección prehispánica que destinó Diego Rivera a este museo.
La colección de Diego Rivera está compuesta por casi 50 mil piezas prehispánicas. Más de 2 mil piezas están exhibidas en el Anahuacalli.
En el primer nivel se ubican dieciséis bocetos para los distintos murales de Diego Rivera. Incluyendo los bocetos de uno de los murales destruidos en el Rockefeller Center.
En el museo se encuentran otras piezas, objetos y colecciones del muralista, así como también, áreas como la terraza que ofrece una panorámica al Pedregal, parte de lo que queda de su naturaleza y una franja urbana que destaca por debajo del volcán Xitle.
UN MUSEO COMO LA COSMOGONÍA DEL UNIVERSO
El interior del museo representaría la concepción de la vida y la muerte, del pasado y presente, del arte moderno y el arte prehispánico, emerge como una gran obra del maestro Rivera, una remembranza a sus proyectos, una firme alegoría al pasado pero también una clara visión de lo que deseaba para el futuro, finalmente, un homenaje a la cosmogonía del universo según el pensamiento antiguo.
NIVEL INFERIOR O INFRAMUNDO
En el nivel inferior se representa al inframundo o la oscuridad, un espacio piramidal, poco iluminado, representa el descenso al cenote sagrado, simbolizando el acceso al mundo maya subterráneo o el “Xibalba”.
Conecta con el siguiente nivel, a través de una escalera perpendicular que a su vez representa la escalera de la tumba de K ́inich janaa’b Pakal I, gobernante de Palenque.
PRIMER PISO: LA VIDA
Este espacio pensado para ser el estudio del pintor, se convirtió en un gran escenario para exhibir tanto a artistas invitados y exposiciones temporales, como los bocetos de los murales que pintó Rivera.
Aquí se representan también los cuatro elementos: Tierra, Agua, Aire y Fuego y uno extra, que sería el Nahui Ollin que en náhuatl significa “sol de movimiento”.
De igual forma, que en el inframundo o la oscuridad, se llega a través de la escalera perpendicular a este piso que representa a la vida, posteriormente encontramos el ascenso por otra escalera que conecta con el piso superior y representa al cielo o supramundo.
SALAS ALEDAÑAS
Las salas adyacentes al primer nivel del museo, serían inicialmente, el cuarto principal y la cocina del maestro, ahora fungen como espacios para exhibir parte de la colección prehispánica.
En los techos de las salas emergen serpientes descarnadas elaboradas de “mosaico colado”, es un alegoría recurrente en todo el museo ya que la serpiente era considerada el único animal que podía viajar por el inframundo, la vida y el supramundo.
LA MUERTE DE DIEGO RIVERA Y LA CONTINUIDAD DEL MUSEO.
El maestro muere antes de concluir la obra, dejando pendiente gran parte de su construcción, no obstante, su hija Ruth Rivera y Juan O ‘Gorman con ayuda de Dolores Olmedo hicieron posible la culminación de este museo.
Diego Rivera dejó los planos terminados, con ello, se pudo concluir el museo sin perder de vista el proyecto original.
La directora del museo Anahuacalli Hilda Trujillo nos comenta en entrevista:
“-…lo que Diego Rivera deseaba era una ciudad para las artes, donde convivieran: la danza, el teatro la música, el arte popular y se mostraran sus piezas prehispánicas”.
Se han desarrollado diversos proyectos artísticos, culturales, los talleres que se imparten, los ciclos de conferencias, conciertos y la aproximación al arte emergente abren la posibilidad a propuestas contemporáneas.
SEGUNDO NIVEL O EL CIELO
El último piso figura una gran terraza, abierta al cielo, desde ahí se puede observar la línea de horizonte siempre cambiante a lo largo del tiempo, no obstante, las reminiscencias del volcán Xitle, la arquitectura urbana de lo que antes eran los prados del pedregal de san Ángel y la agreste naturaleza que aún sobrevive a cronos, todo se vislumbra desde las alturas del Anahuacalli, incluso su futuro próximo.
Recientemente en los jardines pusieron juegos y unos camastros, de tal forma que si alguien desea ir al museo a leer y estar un buen rato; disfrutando de la cultura, lo puede hacer desde la comodidad de los espacios del museo, o en su defecto, jugando ping pong que también es una novedad en el museo.
El Museo Anahuacalli es una joya de México, para quienes les gusta el arte y la cultura, es un punto obligado en el sur de la ciudad de México, para ello, incluso existe el servicio de Fridabús, un autobús que sale del Museo Frida Kahlo para visitar el Museo Anahuacalli todos los sábados y domingos en tres horarios: 12:30, 14:00 y 15:30 h. El costo es de 150 pesos para adultos, y 75 pesos para niños menos res 12 años. El boleto se compra únicamente en el Museo Frida Kahlo.
Dirección: Museo 150, Col. San Pablo Tepetlapa, Coyoacán, CP. 04620, CDMX
Teléfonos: 5617 4310, 5617 3797
Zona: Sur
Tren Ligero: Xotepingo
Horario: Martes a Domingo de 11:00 a 17:30 hrs
COSTOS Admisión general: $90 pesos
Admisión nacional: $70 pesos
Estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria, universidad y maestros: $30 pesos
Adultos mayores, niños de preescolar y escuelas primarias oficiales: $15 pesos
Entrada gratuita a menores de 6 años y personas con capacidades diferentes.
Entrada gratuita a vecinos de las colonias San Pablo Tepetlapa, El Reloj, La Candelaria, Ruiz Cortines, Santa Úrsula, Díaz Ordaz y El Rosario al presentar credencial de elector.